D.O. Rueda

Elaboración

Elaboración

VENDIMIA

La clave está en la vendimia nocturna, cuando las temperaturas son bajas y no dañan la uva.

FERMENTACIÓN

La fermentación se lleva a cabo, mayoritariamente, en depósitos de acero inoxidable con temperatura controlada, pudiendo realizarse también en barricas de roble.

EMBOTELLADO

A los tres meses el color y el aroma son los adecuados. Es el momento de embotellar.

CRIANZA

Para la crianza de los vinos con sus lías se utilizan barricas de roble

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El vino antiguo de Rueda fue el primero que se cotizó más caro cuanto más viejo. Hasta el siglo XVIII la mayor parte de los vinos se vendían jóvenes, saliendo de los puertos gaditanos recién fermentados camino a su destino internacional, sobre todo hacia Gran Bretaña. Ciertos documentos del siglo XVI distinguen el vino “trasañejo” (muy viejo) del “añejo” (más de un año), mientras que al vino nuevo se le llamaba “mosto”.

A finales de los años 70 el vino de Rueda era un vino gustoso, cálido, suave, con algunas notas rústicas. Como vino de lujo estaba el Dorado, memoria del blanco generoso del Siglo de Oro, considerado el “vino de la corte” en la época de los Reyes Católicos.

El gusto del vino rancio es el atributo que le dio renombre, cuya culminación fue una Orden Real de 1911 en la que se declaraba al vino “Tierra de Medina” como un vino especial “similares a los de Jerez y Málaga”.

Los tiempos han cambiado. Los factores de procedencia y origen priman ahora sobre la graduación y los tiempos de envejecimiento.

EL BUEN HACER DE LOS BODEGUEROS Y VITICULTORES Y LA APLICACIÓN DE LAS ÚLTIMAS TECNOLOGÍAS, DOS FACTORES CLAVE PARA UN VINO DE CALIDAD

La mecanización de la vendimia permite evitar las oxidaciones de los mostos, por lo que gran parte de la uva se vendimia por la  Noche sin la presencia de luz solar, catalizador de la oxidación de los mostos y permite que la uva entre en las bodegas a temperaturas bajas de 10-15ºC, frente a las temperaturas diurnas de 24-28ºC del mes de septiembre. Las fermentaciones se llevan a cabo en depósitos de acero inoxidable con temperatura controlada, criomaceradores en determinadas ocasiones y filtros de vacío que limpian el mosto sin descarnarlo de los nutrientes necesarios para las levaduras. Inmediatamente el vino queda limpio y pálido gracias a los filtrados de mosto previo y a las rápidas decantaciones por frío. A los tres meses el vino toma un color ligeramente amarillo con un matiz verdoso de juventud, con un aroma y paladar fresco y afrutado. Este es el momento clave del embotellado del vino más representativo y conocido de Rueda: vino de la cosecha, sin crianza y fruto de la más completa asepsia y de la aplicación de las últimas tecnologías, donde la variedad Verdejo es capaz de mostrar sus mejores aromas primarios, potentes y elegantes.

En estos “nuevos tiempos” los viticultores y bodegueros de la zona están apostando por realizar elaboraciones especiales con las que sorprender a los consumidores mostrando la versatilidad de la variedad Verdejo. Estas elaboraciones especiales tratan de aportar un valor añadido a los vinos con el fin de ofrecer al consumidor una amplia gama de vinos donde elegir dependiendo de la ocasión.

Un ejemplo de ello es la fermentación en barrica, presentando unos vinos de gran calidad y amplios en  sensaciones, donde los toques de vainilla y tostado, propios de la madera, se mezclan en perfecta armonía con los aromas frutales y de heno típicos de la Verdejo, variedad con gran estructura y personalidad capaz de aguantar esta estancia en barricas sin perder el equilibrio aromático, con lo que se demuestra la gran amplitud de sensaciones que es capaz de brindar al consumidor.

Otra de estas elaboraciones es el envejecimiento sobre lías, ya sea en depósitos o en barricas. Esta técnica da lugar a vinos más redondos y con más estructura.

Cuando se realiza en depósitos se potencian los aromas secundarios mientras que, con el uso de barricas se aportan además aromas terciarios.

En los últimos años, algunas bodegas de la D.O. Rueda han instalado en sus instalaciones depósitos ovoides de cemento, los denominados huevos de hormigón. Gracias a su forma oval, estas estructuras mantienen las lías en suspensión aportando complejidad al vino. Complejidad que también demuestran los vinos ecológicos de la zona, que conllevan tratamientos muy controlados tanto en el campo como durante el proceso de elaboración.